Dra. Concepción Calleja
Publicado en D-Farmacia, 21/05/2010
En esta ocasión no querría abrumaros con datos, estadísticas, comunicados oficiales, etc… y sí me gustaría hacer una reflexión sobre lo que una médico homeópata, como yo, puede sentir a lo largo del día ejerciendo, principalmente, esta terapéutica con sus pacientes. Llego a la consulta y lo primero que hago es encender el ordenador y no puedo evitar que se me revuelva un poquito el estómago cuando recibo las noticias diarias de homeopatía de Google. Amigos, prácticamente todas hablan en los términos: «la homeopatía es un timo», «la homeopatía no es ciencia», «la homeopatía no sirve para nada», «no hay estudios científicos en homeopatía», etc. Y a una le dan ganas de ponerse a escribir y responder una por una a todas estas afirmaciones. Pero respiro un par de minutos y me digo: ¿a dónde vas? Te pasarías el día malgastando el tiempo y acabarías sin energía para otras cosas más positivas. Y no les contesto, pero pienso ¿qué pretenden desprestigiando esta ciencia -sí, ciencia- tan útil para los pacientes?
Evocaciones
Y me viene a la memoria aquel niño con la enfermedad de los «huesos de cristal» al que no se podía ni tocar, y que debido a sus dolores tenía síndrome de dependencia a la morfina. Era un bebé. Le puse tratamiento y se evitaron unas cuantas operaciones ya programadas, dejaron de dolerle los huesos y en las siguientes visitas ya le pude coger en brazos sin causarle una fractura.
Luego me acuerdo de un joven al que diagnosticaron un linfoma. Le recuerdo la primera vez que vino a la consulta: asustaba su semblante enfermo. Con tratamiento homeopático para que soportara mejor la quimioterapia y con medicamentos, también homeopáticos, específicos para su enfermedad, hoy, sin que hayan pasado todavía ni dos años, es un muchacho normal, fuerte, guapo, y a punto de recibir el alta. También recuerdo aquella chica desesperada por quedar embarazada. Al regularle la menstruación con medicamentos homeopáticos pudo, por fin, concebir un bebé.
Esfuerzo y humildad
Después recibo noticias de las investigaciones más recientes realizadas en homeopatía, de las revistas y congresos, del quehacer de los colegas que humildemente trabajan cada día curando a los pacientes. Recuerdo que estamos dentro de la medicina oficial, que contribuimos a la sostenibilidad del sistema sanitario con nuestras consultas y me pregunto: esta gente que insiste, una y otra vez, en negar lo evidente ¿sabrá al menos lo que es la medicina? He llegado a la conclusión de que no deben de tener mucho trabajo y que esta negación sistemática debe de ser su entretenimiento favorito. No van a recibir una respuesta mía, pueden seguir denostando la homeopatía. Caerán sus palabras por su propio peso cuando algún familiar o amigo suyo enferme y les cuente el buen resultado que ha obtenido con un tratamiento homeopático. Ya me he hecho inmune a su machacón escepticismo.
A vosotros, farmacéuticos ¿os pasa algo similar?
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