Dra. Concepción Calleja
Publicado en D-Farmacia, 12/07/2010

El pasado invierno fue, sin duda, crudo y más frío de lo acostumbrado, la primavera nos sobrevoló casi sin enterarnos y el verano ha llegado con temperaturas asfixiantes en muchos puntos de España. Si a ello se suma el alto grado de humedad, sobre todo en zonas próximas a la costa o a áreas pantanosas y fluviales, la combinación es perfecta para la reproducción de los mosquitos. El calor hace que se multipliquen y proliferen a sus anchas en muy poco tiempo. No se sabe con certeza a qué es debido, pero cada vez hay
más variedad de mosquitos y son más agresivos y resistentes a los repelentes de insectos. No es que tengan dientes, pero
sus picaduras parecen cada vez más intensas y molestas.
Además de las medidas que todos conocemos para protegernos -no ponernos perfume, vestirnos con colores neutros o poco llamativos, proteger nuestras
casas con repelentes químicos, electrónicos, mecánicos, vegetales… y todo lo que se nos ocurra- contamos con una herramienta terapéutica muy útil entre los medicamentos homeopáticos: Ledum palustre. Se ha demostrado que la toma de este medicamento hace que quien lo toma desprenda un olor corporal imperceptible para el humano, pero muy desagradable para los mosquitos. Así que desde aquí, recomiendo llevar en el botiquín o en el bolsillo un tubito de Ledum palustre 7 CH y tomarlo un par de veces al día en lugares en los que se aprecie que existen estos mordientes voladores. Si así y todo, la picadura es inevitable, hay más: la toma de Apis mellifica 30 CH y Poumon histaminum 30 CH, tres gránulos tres veces al día, minimiza los efectos de la lesión o lesiones que nos hayan provocado y puede hacer mucho más llevadera la época estival.
Estaréis conmigo en que a veces dan ganas de hacerse una caseta de campaña, meterse en ella y no salir, cuando vemos que vuelan y vuelan a nuestro alrededor y pican sin que podamos hacer nada. Sobre todo a las personas que tienen tanto atractivo para los mosquitos, que siempre acaban recibiendo su indeseable visita. Los hay con suerte, que por naturaleza los repelen, pero nuestra siología está marcada y esas curiosas «afinidades» son ajenas a nuestra voluntad.
En cualquier caso, en la homeopatía tenéis un arma más para batallar contra esta plaga voladora. Espero que pongáis en práctica estos consejos y ayudéis con ellos a vuestros clientes (y a vosotros mismos y vuestras familias, claro está) a pasar un estupendo verano.
¡Saludos estivales!