Dra. Concepción Calleja
Publicada en D-Farmacia, 05/09/2011
Durante la adolescencia y la primera juventud, período que puede considerarse comprendido, en un rango amplio, entre los 12 y los 19 años, es cuando los jóvenes se tienen que someter a un mayor número de pruebas escolares y académicas, retos que, a menudo, les generan ansiedad, en distintos grados. A este estrés escolar y académico se le une el derivado del intenso proceso de crecimiento y adaptación psicológico y físico que deben afrontar los adolescentes en este período. Según Kaplan y Sadock (1), un 75% supera con éxito los cambios físicos, cognitivos y emocionales, un 20% experimenta una inadaptación psicológica, trastornos de conducta, autorresistencia, trastornos afectivos, abuso de sustancias y otros trastornos psiquiátricos que pueden condicionar su desarrollo, y un 60% siente algún malestar ocasional o síntoma psiquiátrico ocasional, sin que tenga mayores consecuencias.
El tratamiento de estos problemas es un gran reto para los profesionales de la salud, porque por una parte deben ser abordados como dificultades normales en el marco del proceso de crecimiento y maduración, pero, por otra, es preciso observarlos con precaución porque si persisten en el tiempo pueden dificultar un correcto desarrollo psicológico/físico.
En este escenario emerge la medicación homeopática. Cada día encontramos más ensayos clínicos: según Adler (2) la homeopatía es un buen instrumento para afrontar la depresión, y según un estudio a doble ciego de Bonne (3), la homeopatía es útil para tratar la ansiedad.
La cuestión es que esa ansiedad frente a los exámenes y diferentes pruebas debe afrontarse y el medicamento homeopático se nos presenta como una opción segura, ya que no se han descrito ni contraindicaciones ni interacciones, no produce somnolencia residual como los ansiolíticos, ni dependencia.
La evidencia clínica nos lo demuestra a diario: los jóvenes tratados con medicamentos homeopáticos para el estrés que padecen antes de los exámenes, o para mejorar su capacidad de concentración, pueden acabar mejor el curso, con un mayor rendimiento intelectual.
Desde el mundo de la psiquiatría (1) se aconseja la práctica de una terapia integradora, que puede incluir la homeopatía, junto con los psicofármacos tradicionales, cuando sea necesaria su prescripción.
Por último, conviene recordar una asociación habitual y peligrosa: se ha demostrado que cuando un escolar percibe que se está
quedando atrás académicamente, se siente muy motivado para sustituir los estudios por otras actividades como el consumo
de drogas. Un niño o adolescente que tiene una inteligencia normal y que no presenta trastornos específicos de aprendizaje
ni de comunicación, pero que fracasa en el colegio o tiene un rendimiento muy bajo, es candidato a encajar en el perfil
descrito, motivo más que suficiente para procurarle una adecuada atención médica y psicológica que contemple la homeopatía como instrumento.
Bibliografía
1. Kaplan H, Sadock B. Sinopsis de psiquiatría. Madrid: Médica Panamericana; 1999.
2. Adler UC, Krüger S, Teut M, Lüdtke R, Bartsch I, Schützler L, Melcher F, Willich SN, Linde K, Witt CM. Homeopathy for
Depression – DEP-HOM: study protocol for a randomized, partially double-blind, placebo controlled, four armed study. Trials. 2011; 12: 43.
3. Bonne O, Shemer Y, Gorali Y, Katz M, Shalev AY. A randomized, double-blind, placebo-controlled study of classical homeopathy in generalized anxiety disorder. J Clin Psychiatry. 2003; 64 (3): 282-7.