Dra. Calleja, Publicado en Homeopatia.Net el 23/9/2015

Homeopatía: La escuela de Leipzig. La defensa del criterio médico en homeopatía
Dr. Germán Guajardo, Dra. Concepción Calleja

La ortodoxia hahnemanniana en la historia
Samuel Hahnemann deja suficientes escritos para la creación de dos criterios sobre la homeopatía, mismos que forman con el tiempo dos grupos de hahnemannianos. La creatividad literaria fue tal que ambos grupos pueden considerarse fundadores de la homeopatía. Aunque a veces se convence que la homeopatía pertenece a lo inmaterial, en otras frases Hahnemann se inclina a considerarla un fenómeno físico desde una perspectiva naturalista; en ciertos párrafos ve la homeopatía parte de la medicina y en otros documentos la homeopatía es una nueva medicina, la nueva escuela. Los criterios se alternan durante toda su vida, en un momento reconoce la medicina, en otro desprecia la medicina. Por eso emergieron dos tipos de exponentes de la homeopatía durante su fundación:
1.- Un grupo de hahnemannianos metafísicos es seguidor de un Hahnemann, notablemente: Joslin, Jahr, Lippe, Attomyr etc. Este grupo considera que al ser de suyo inmaterial, la homeopatía es inalcanzable por la ciencia, o bien es irrelevante aplicar la ciencia pues la homeopatía es una disciplina que se ocupa solamente de curar al enfermo.
2.- Otro grupo de hahnemannianos naturalistas siguen al otro Hahnemann, notablemente: Aegidi, Hartmann, Tessier, Hering, Dunham, etc. Este grupo se distingue al proponer que gradualmente, aplicando el método científico, se avanza en la comprensión de la homeopatía, por ser el método que logra analizar, explicar y describir la naturaleza.
Es difícil clasificar a ciertos homeópatas, cuando comparten ambos criterios, es el caso de los autores de renombre Farrington, Stuart Close, Elizabeth Hubbard, Herbert Roberts y Joaquín Segura y Pesado.
El primer círculo de los seguidores de Hahnemann lo constituyen Franz, Gross, Hartmann, Hornburg, Langhammer, Ruckert, Stapf, Wislicenus. El segundo lo conforman: Aegidi, Boenninghausen, Caspari, Brunnow, Gersdorff, Griesselich, Hartlaub, Haubold, Jahr, Lehmann, Muhlenbein, Muller, Rau, Rummel, Scheikert, Trinks. En torno a Hahnemann se conforma la Sociedad de Experimentadores con los siguientes miembros: Rueckert, Caspari, Gross, Hartmann, Helbig, Hermann, Hornburg, Kummer, Langhamer, Meyer, Rummel, Stapf, Teuthorn, Tietze. Después se crea una gran sociedad de médicos homeópatas alemanes la Sociedad Central de Médicos Homeópatas de Alemania o Sociedad Central. La Sociedad Central nace en 1829, crece y sesiona en Leipzig por eso algunos le llaman la Sociedad Leipzig o la Escuela de Leipzig. De esta sociedad los más destacados en la defensa, divulgación y desarrollo de la homeopatía fueron Hartmann, Muller, Franz, Gross, Stapf, Hartlaub, Griessleich, Rummel, Trinks. La Sociedad Central merece un homenaje por su incansable difusión de la homeopatía como rama de la medicina. Produjo una gran cantidad de artículos y libros, fundaron numerosas revistas médico homeopáticas. Sin embargo Hahnemann vivió una polémica relación con la Escuela de Leipzig, denunciando los escritos y la práctica médica de varios de sus miembros: Hartmann, Muller, Griesselich, Hartlaub, Gross, Rummel, Rau y Trinks.

En la Gaceta de Homeopatía (Allgemeine Homoopatische Zeitung) Franz Hartmann comenta estos sucesos en la fundación de la homeopatía: “Existió un Hahnemann que actuaba como maestro de su arte y se perfeccionó tanto dia con dia, hasta personalmente superar todos los obstáculos externos. Sus seguidores no podían en modo alguno presumir de tales logros, por eso se dieron tantos altercados y enemistad entre amigos, llevados a grandes excesos; y el más extravagante de todos fue el trabajo de Hahnemann mismo a raíz de la pregunta de Kretschmar “¿Qué significa alopatizar la homeopatía?” (publicado en el Allg Hom. Zeit. Vol I, p 22). El artículo desató un intercambio de fuego entre los ortodoxos. Durante años se desplegó la controversia y se volvió tan amarga que Hahnemann publicó en esa revista (vol 2, no. 1) el artículo A mis verdaderos discípulos, adornado a su estilo con sus epítetos favoritos “secta de híbridos” “homeópatas bastardos” y frases similares. Hahnemann exige que se publique íntegramente, sin omitir las palabras ofensivas”
Richard Haehl, el máximo biógrafo de la Hahnemann, describe la controversia como sigue: “Es difícil entender o justificar la violencia con que Hahnemann atacó y persiguió hasta los médicos que normalmente fueron sus defensores, le apreciaban con justeza y le protegieron hasta donde era compatible con sus convicciones (Hufeland por ejemplo). Pero fue mucho más duro contra sus propios estudiantes y adeptos, pues quien no estaba incondicionalmente de su lado, era considerado oponente y fue rechazado. De modo que entre sus primeros alumnos casi todos quedaron fuera por un periodo más o menos largo. Rompe totalmente con otros como Hartmann y Griesselich, con quien mantuvo estrecho contacto inicial. Su comportamiento contra Trinks justifica señalar que su reacción fue patológica. De nada servían las mediaciones más sentidas de sus amigos (Gross y Hennicke). Esta intolerancia solo es explicable por su creencia en una misión divina. Sus suspicacias alimentaron un rencor tan profundo que declaró que aquel que se desviara de su teoría el grueso de un cabello era un traidor con quien no tendría nada que ver. Esta actitud de suspicacia y desconfianza, disparó una apasionada intolerancia y un odio implacable, a tal grado lamentable que su repulsión alcanzó hombres de gran capacidad y vigor (como Moritz Muller), alejando de inmediato a otros médicos que hubieran querido relacionarse con la homeopatía. De esta manera Hahnemann dañó tanto a su persona como a su causa, pero sobre todo a su idea favorita, el Hospital de Leipzig. Aun los amigos íntimos de Hahnemann y la homeopatía comprendieron y lamentaron estos fallos de su personalidad, que solo se acentuaron con el tiempo. Un mal que creció fue su propensión a escuchar rumores y la atención acrítica a chismes de dudosa procedencia. Con extraordinaria credulidad Hahnemann presta atención a las calumnias contra los “medio homeópatas”, especialmente si estaban embellecidas con glorificaciones de su teoría “pura” y con adulaciones y exclamaciones de devoción a su persona y su trabajo. Precisamente en estas ocasiones mostró su falta de sabiduría terrenal, su ausencia de conocimiento de un hombre con un juicio sereno”.
La Escuela de Leipzig conservaba su amistad con médicos, pertenecían a asociaciones médicas, frecuentaban círculos médicos, hablaban sobre medicina y ciencias naturales en sus revistas médico-homeopáticas y sentían el orgullo de haberse graduado en facultades de medicina. Pero Hahnemann no proclama un nuevo método o sistema curativo, sino la nueva escuela de medicina y para entrar en ella había que descartar todo lo relativo a la antigua escuela de medicina (la ciencia médica misma) que de manera inexplicable llamó alopatía, siendo ésta tan solo una farmacoterapia. Los miembros de la Sociedad Central no renunciaron a sus conocimientos sobre clínica, patología, fisiología y anatomía. Si algún miembro de la Escuela de Leipzig sufría una agresion, la respuesta era buscar la reconciliación o bien la defensa del colega.
Para Hahnemann el sentirse parte de la medicina era el camino más seguro a la demolición de la homeopatía. Para la Escuela de Leipzig era el camino más seguro para la difusión digna de la homeopatía como una disciplina médica entre la comunidad médica. En la Escuela de Leipzig no se proclama la “medicina homeopática”, le llaman el método curativo homeopático, el método de Hahnemann, el sistema hahnemanniano, el sistema homeopático, el arte de curar homeopático, la terapéutica homeopática, el nuevo método curativo, la terapia especial, o la terapéutica general. Este énfasis en el tratamiento no era tolerado por Hahnemann, quien deseaba que la homeopatía destacara como otra medicina, la nueva escuela de medicina. La Sociedad Central fue respetada y reconocida mundialmente por su edición de revistas médico-homeopáticas, libros de materia medica, textos de terapéutica, ensayos médico-legistas sobre defensa de la homeopatía, farmacopeas, por participar en las patogenesias de Hahnemann y aportando después nuevos medicamentos. Fueron historiadores, traductores, se apoyaban entre ellos cuando les amenazaba el exilio, multas o la cárcel, escribieron los primeros textos de especialidades sobre pediatría, epidemiología, ginecología y neurología. Conformaron un admirable compañerismo de médicos que estaba creando una nueva especialidad.
Un sector de la ortodoxia hahnemanniana nació con una fuerte carga de dogmas, esoterismo, credos anticiencia y antimedicina, asi como algunas contradicciones en lo teórico y lo práctico. Una situación tal invitaba a distintas aproximaciones al tema y el desarrollo de algunas variantes en la dosificación y la elección de la dinamización. Al ser atacado algún miembro de la Escuela de Leipzig, todos reaccionaron de manera solidaria en su defensa. Eso generó la idea en Hahnemann que todos estaban controlados o manipulados por Muller, con una gran capacitación y prestigio en la comunidad médica y a quien consideraba el líder. Pero al leer las biografías queda claro que cada quien brillaba con luz propia, todo lo cual hizo más influyente la Escuela de Leipzig y nos debiera motivar a rescatar las numerosas obras que dejó a la posteridad.
Hahnemann esperaba un séquito leal de seguidores incondicionales, pero la homeopatía adquiere vida propia y la sociedad resulta un magneto …..para los grandes médicos naturalistas de la época. Sus afanes se centraron en desarrollar el descubrimiento y proyectar de la manera más digna la homeopatía, estuviera Hahnemann de acuerdo o no. El historiador Bradford escribe: “La Sociedad Central creció y fue extendiendo sus límites más lejos que los dominios limitados de la doctrina hahnemanniana”.
Intentaremos resaltar la esencia del movimiento, apoyándonos en los máximos historiadores de Hahnemann y de la época, Haehl, Bradford. Ambos celebran el torrente de producción literaria, análisis e información profesional de esa época. Sus miembros enriquecieron el método de atención sintomático, con el método general y el método específico, brindando varias opciones o estrategias terapéuticas. En la agrupación deciden soltar amarras, publicando los logros alcanzados. Es muy probable que gracias a la inmensa producción literaria de estos alemanes, se haya establecido la homeopatía en Estados Unidos con la extensión que le dio fama mundial. En palabras de Franz Hartmann “El proyecto de la Sociedad Central marcó la madurez de la homeopatía que en plena transición deja su infancia rumbo a una vida más activa, encaminada a un desarrollo más rápido y un enriquecimiento más extenso, cultivando entre otras cosas las ramas colaterales de la medicina. El tiempo demostró la justeza de esta perspectiva, pues desde entonces la homeopatía avanzó a pasos agigantados tanto en la región como en el extranjero” (Allg. Hom. Zeitung, Vol. 38, p. 308. Traducción en North American. Journal of Homeopathy, Vol. 4, p. 184.
Veamos algunas efemérides de los integrantes de la Escuela de Leipzig.
La historia de Hartmann
Tomado del libro The Pioneers of Homeopathy el siguiente relato fue escrito por Rummel, (el original en Allg. Hom. Zeitung, Vol.47, p 41-49)
“Hartmann fue compañero de Hornburg cuando estudiaban medicina en Leipzig. Hornburg cambió la teología por la medicina. Siendo un gran admirador de Hahnemann, Hornburg menospreciaba el estudio de la medicina y trataba a los oponentes de la homeopatía de manera brusca y desafiante, lo que le trajo después amargas consecuencias. Hartmann sigue sus estudios de manera modesta y cotidiana, pues comprende que muchas de las cátedras médicas resultaban indispensables. La relación de Hartmann con Hornburg fue afortunada, pues gracias a éste conoció a Hahnemann. El espíritu ardiente del fundador de la homeopatía, muy pronto ejerce plena atracción sobre Hartmann, quien se incorpora a la Sociedad de Experimentadores y se acerca a su círculo familiar. Reinaba el aura intensa del entusiasmo por la nueva doctrina, ambiente que fortaleció a los discípulos en el trabajo y en su resistencia a las burlas y desdén de los demás alumnos. Con todo Hartmann conserva una sobriedad sin prejuicios que lo motiva a emprender sus otros estudios, pero que pronto tensara su relación con los adeptos más entusiastas de Hahnemann. Para el avance de la homeopatía fue muy importante la aparición de la revista Archiv fur die Homoopathische Heilkunst, fundada por Stapf y Muller en 1822. Su influencia fue particularmente importante en Hartmann, pues lo motivó a convertirse en un escritor, alcanzando después la fama universal. Stapf tenía una capacidad especial de entusiasmar a sus amigos hacia la producción y Hartmann cede a su influencia, reportando sus curaciones a los Archiv, desde 1823….La rivalidad entre Hahnemann y los homeópatas de Leipzig, fue alimentada por la intriga y la calumnia. Surgieron las suspicacias, los malentendidos y la desconfianza. A Hartmann le afectó de manera intensa pues no era capaz de sobreponerse y se encerraba en su disgusto. -Me relacioné con él en esa época, convirtiéndose en una firme amistad para toda la vida. Era una persona amable, un médico laborioso y un pensador profundo, compañero alegre, pero intolerante a los rumores y la conducta arrogante-.

La obra máxima de Hartmann fue el tratado “Terapéutica de las Enfermedades Agudas según los Principios de la Homeopatía” (Hartmann’s Theory of Acute Diseases and their Treatment), publicado en 1831, pasa por tres ediciones y procura facilitar la práctica de la homeopatía, haciéndola más accesible a los médicos al ordenar la patología, la experiencia terapéutica y recomendaciones para los medicamentos apropiados. Su libro tuvo gran aceptación y se difundió ampliamente, contribuyendo a la creciente fama de Hartmann.
En 1832 me propone el editor Baumgartner publicar una nueva gaceta de homeopatía. Acepté con la condición de incluir buenos coeditores y ellos fueron Gross y Hartmann. Durante la prolongada existencia de la gaceta Allgemeine Homoopathische Zeitung no hubo discordias y las discrepancias se superan rápidamente…Hartmann estuvo a cargo de la sección de arbitraje en varias revistas, pero delegó el cargo para dedicarse a proporcionar noticias, informes, reportajes, especialmente relativos a la Sociedad Central de la cual fue un organizador diligente, asi como un responsable editor del Zeitung. En su lecho de muerte termina el libro sobre enfermedades de la infancia. Entre sus publicaciones tenemos: “Sobre la Vida de Hahnemann” (Concerning Hahnemann’s Life)
“Sobre los Alcances de la Homeopatía” (Concerning the Sufficiency of Homeopathy). En el volúmen de febrero 25, 1850 Hartmann contribuye a la Gaceta del Arte de Curar con Homeopatía (Allgemeine homoopathische Zeitung) con los artículos “Mis experiencias y observaciones sobre homeopatía” (My experiences and observations about homoeopathy) también en 6 números del vol. 38 y dos del vol. 39 de la Gaceta. (la traducción al inglés en N. W. Jour. Hom., Vol. IV, p. 158. Med. Counselor, Vol. 11, p. 196, etc. También en Kleinert’s Geschichte der Homöopathische)
Notas autobiográficas de Hartmann:
Tomadas del Allg. hom. Zeitung, Vol. 38, p. 308. Traducción al inglés en North Am. Jour. Hom., Vol. IV, p. 184. Med. Counselor, Vol, XI, p. 238. Brit. Jour. Hom., Vol. XXXII, p. 453.
“Conocí a Rummel y me cautivó su libro «Luces y Sombras de la Homeopatía» después de leerlo busqué la manera de conocerlo. Pero Paul Wolf se apersonó con los 4 tomos de la Materia Medica Pura y me atosigó con preguntas sobre la relación de los medicamentos con las enfermedades y sus diagnósticos según la descripción de la clínica. El impacto que produjo en mi fue tal que por primera vez sus efectos asumieron una forma definida y aprecié el valor de los síntomas aislados al integrar la correspondencia para cada enfermedad en función de un nombre. Establecí con mayor precisión y rapidez el carácter general de cada fármaco en particular. Estoy en deuda con Wolf y Trinks por señalarme el camino de la futura terapéutica homeopática, estudio al que he dedicado mis ratos libres desde hace mucho tiempo.
Después me visita el Dr. Moritz Muller de Leipzig quien comenta el plan de formar una sociedad médica, que establezca sesiones para comentar las experiencias en la consulta y todo lo relativo a la homeopatía. El plan era bueno y las sesiones fueron productivas. La primera reunión en 1829 fue con los cuatro y muy pronto apreciamos las ventajas de los encuentros destinando algunas horas a la ciencia. Las sesiones fueron mensuales, pero ante la celebración del jubileo de Hahnemann el 10 de agosto, se instala una sesión especial. Para entonces Carl Franz sugiere algo que fue aceptado y maduró, la organización de un gran evento nacional que se diera cita cada 10 de agosto, evaluando los intereses de la homeopatía y la mejor manera de promoverlos. Los médicos de Leipzig apreciamos lo provechoso de las sesiones mensuales y fundamos la Sociedad Central (también conocida como La Escuela de Leipzig, nota de GGB). El proyecto marcó la madurez de la homeopatía que en plena transición deja su infancia rumbo a una vida más activa, encaminada hacia un desarrollo más rápido y extenso, cultivando entre otras cosas las ramas colaterales de la medicina. El tiempo demostró la justeza justicia de esta perspectiva, pues desde entonces la homeopatía avanzó a pasos agigantados tanto en la región como en el extranjero.
En los Archives publiqué el documento Sobre el empleo de la homeopatía en las enfermedades , de acuerdo a los principios homeopáticos y otros ensayos. El texto recibió tal reconocimiento y admiración que me entregué diligente e incansable a la faena literaria”
Franz Hartmann escribe sobre Samuel Hahnemann
Este fragmento aparece en Allgemeine Homoopathische Zeitung, vols. 26, 38, 39, con traducción en North Western Journal of Homeopathy vol. 4, y en la Revista Medical Counselor, vol. 11). Leamos a Hartmann.

“Quien conociera a Hahnemann en aquel momento confío que coincide conmigo o no me culparía por ésta admiración hacia el venerable hombre a quien la naturaleza dotara con ese intelecto magnífico. Lo sitúo al lado de los grandes pensadores de la profesión de nuestro tiempo e incluso lo declaro superior a éstos, pues ningún médico emprendió tan gigantesca empresa -que sobreviva a la prueba del tiempo- llevándola a tal grado de perfección, siendo mucho mejor que los sistemas médicos que le precedieron. Esto se admite actualmente, pero cuando hice amistad con Hahnemann realizaba curaciones que rayaban en lo increíble, estableciéndole esa reputación de manera cada vez más permanente. Se complacía en conversar conmigo sobre ciencias, siendo de lo más entusiasta con el tema de la materia medica y terapéutica. Me esforzaba por añadirle leña al fuego, en parte por lo entretenido de su fogoso entusiasmo y en parte porque aprendía tanto, a estas explosiones les debo muchas observaciones prácticas sobre la homeopatía…Hahnemann fue un hombre honorable y las peculiaridades que le inculpan fueron probablemente debidas a las desagradables situaciones de su vida, fallas en su carácter, las calumnias maliciosas y sin sustento y su alejamiento final de todo contacto social.”
Otros escritos de Hartmann.
– “Experiencia Práctica en el Dominio de la Homeopatía“ (Practical Experience in the Domain of Homoeopathy)
– “El empleo de Nux vomica según los principios homeopáticos” (The Use of Nux vomica in Diseases, according to Homoeopathic Principles). Leipsic. Woeller. 1828.
– “El empleo de Aconitum, Bryonia y Mercurius según los principios homeopáticos” (The use of the medicines, Aconitum napellus, Bryonia alba and Mercurius according to Homoeopathic Principles). Leipzig. Hartknoch. 1835. Traducción por Okie. Phil. Dobson. 1841.
– “Terapéutica de las Enfermedades Agudas según los Principios de la Homeopatía (Hartmann’s Theory of Acute Diseases and their Treatment) Leipsic. Schumann.1831-32.
– Tratado Práctico de Terapéutica Homeopática en las Enfermedades Agudas y Crónicas. (Special Therapy of Acute and Chronic Diseases according to Homeopathic Principles). 3a edicipon aumentada. Traducción al inglés por Hempel, New York. Radde. 1847. Traducción al español por Bailly Bailliere 1863. .
– Terapéutica Homeopática de las Enfermedades de los Niños. (Homoeopathic Therapeutics of Children’s Diseases). Al español por Miguel Valero. Madrid. Impresor Julian Peña. 1853.
La historia de Moritz Muller
Franz Hartmann escribe lo siguiente sobre Moritz Muller en la revista Allgemeine Homoopatische Zeitung, Vol. 38, p. 33.
“Se adelgazan las filas y el círculo se estrecha en torno a los viejos y leales partidarios, amigos y representantes de la homeopatía. Pronto ocupará una nueva generación el sitio que sostuvieran los antiguos médicos homeópatas con el coraje inspirado y la perseverancia alegre ante las tormentas de antaño. Con pesar profundo sin duda hasta los más jóvenes verterán una lágrima de tristeza frente a la tumba de este valiente campeón de nuestra adorada causa, por el querido amigo que tan temprano partió, por Moritz Wilhelm Muller.
Muller fue un pensador profundo y su capacidad intelectual de lo más activa desde el principio de su carrera médica hasta el final de su vida. Su lucidez entusiasta y disposición crítica característica, fue moderada al mantenerse alejado de la aspereza, entregado a una causa que aprendió a amar. Midió siempre al dogma con la vara de la experiencia y su agudo espíritu se desplazaba sobre todos los flancos débiles, antes de aceptar algo y lo hizo saber de palabra. Sus palabras fueron en verdad preciosas, claras, directas y agudas pero sin amargura. Asi se convirtió en uno de los primeros y mejores críticos de las doctrinas hahnemannianas, sin buscar o alimentar enemistades contra el autor. Nada en la ciencia le era ajeno; buscando siempre avanzar, ávidamente detectaba la flaqueza de la práctica médica gracias a su penetrante observación y experiencia. No se regodeaba como tantos en el conocimiento adquirido, ni egoístamente descansó en sus laureles. Buscaba siempre acrecentar sus conocimientos para el beneficio de sus semejantes y nada le escapaba que pudiera ser útil a este fin. Con tan activo fervor era imposible no relacionarse con la homeopatía…Recuerdo bien en 1819 cuando Muller requirió que le prestara mi copia del Organon. La entregué moviendo mi cabeza, comentando que una estrella tan célebre y de primera magnitud en el firmamento médico difícilmente confiaría plenamente en la homeopatía. Pero cual fue mi sorpresa al ver cómo el poder de la verdad se manifestó de la manera más gloriosa y victoriosa en el espíritu puro y sin prejuicios de Muller. Se llenó de un creciente amor por la homeopatía mientras profundizaba en el tema, hasta ser su dedicado adepto, sin atender la opinión de sus antiguos amigos, sin pensar que esta conversión al arte médico reformado (como Muller mismo seria el primero en llamarle) le trajera un periodo de pérdidas pecuniarias, pues muchos de sus pacientes no eran de la misma opinión y buscaron otro médico… Pronto se integró al pequeño grupo con iguales convicciones, motivando en otros el interés en perseguir los mismos fines. En el periódico Leipziger Tageblatt de 1821 escribe un artículo sobre la perniciosa epidemia de escarlatina que azotó Leipzig, titulado “Experimentar todo y retener lo que es bueno”. En dicho artículo recomienda con urgencia el tratamiento de Hahnemann de esta enfermedad.
Varios médicos se le unieron formando una sociedad que tuvo como revista los Archivos del Arte de Curar Homeopático (Archiv fur der Homoopathischen Heilkunst). El primer número contiene numerosos artículos sólidos de su pluma y por mucho tiempo la siguió alimentando… En varias oportunidades muestra su penetrante actividad mental, rica experiencia y dedicación afanosa por esta buena causa, siendo unos cuantos tan capaces de enfrentar realmente los ataques a la homeopatía, contrarrestar intrigas, prevenir colisiones con el Estado, con las autoridad médicas, municipales y con los farmacéuticos. Muchos homeópatas sujetos a demandas legales, perseguidos y en desgracia, fueron rescatados por su pluma aguda e incisiva. En tales casos, a pesar de su estilo noble y dignificado, no vacilaba en dirigir los más punzantes argumentos para contrarrestar el ataque; ésto lo expuso a multas en varias ocasiones, esperando las autoridades paralizar asi su energía. Pero se equivocaron con Muller. No era tan fácil doblegarlo. Si estaba convencido de la verdad de una causa, no había autoridad más alta que la justicia. Los oficiales médicos de mayor rango no lograban intimidarlo, quedando expuestos con sus razonamientos huecos y falsos argumentos. Hay testimonio de ello en dos artículos…Participó de manera muy activa en la preparación del jubileo de Hahnemann en 1829. Fue promotor y cofundador de la Sociedad Central de Médicos Homeópatas de Alemania, siendo su director justo cuando ésta era más activa e influyente. Diligente y circunspecto guió el trabajo del comité dedicado a la fundación del hospital en Leipzig. Quien conozca las dificultades que conlleva el establecer un nuevo hospital, especialmente uno homeopático, el primero en Europa, comprenderá las múltiples e innecesarias comunicaciones al consejo municipal, al ministerio, a las autoridades médicas y el encargado de redactarlas todas fue nuestro amigo. Por ser el más notable entre nosotros y por su capacidad y pericia supo llevar el asunto a buen puerto, logrando esto en el breve lapso de cinco semanas.
En septiembre de 1832 Muller recibe una carta plena de elogios de parte de Hahnemann, a quien mantuvo al tanto de cada paso en el tema. Con la carta Muller se sintió tan bien retribuido por sus preocupaciones y faenas, que estuvo más dispuesto a realizar cualquier sacrificio para el trabajo que -debiendo su éxito casi por entero a él mismo- pronto llegaría a ser operante. Después de su esmero sincero y desinteresado debió estar no solamente consternado sino profundamente agitado y mortificado de ver que Hahnemann publicaba en el Tageblatt de Leipzig un artículo insultante contra varios homeópatas honorables de esta ciudad, advirtiendo al público que no recibieran tratamiento homeopático de sus manos. Y esto después de la carta de encomio que recibiera el 1º de septiembre…El artículo calumnioso solo pudo derivar de algún tipo de chisme! No importa cuanto se haya obstaculizado la actividad de Muller, ni cuanto se haya quebrantado su espíritu y paralizada su participación respecto a la homeopatía, asumió la dirección del hospital homeopático durante la primera mitad del año, brindó conferencias, que fueron enviadas por entregas a la revista Allgemeine Homoopatische Zeitung… Mantuvo su porte noble de estadista, incrementando la estima de sus verdaderos amigos, incluyendo la mayoría de los homeópatas genuinamente científicos… Se mantuvo al tanto de los avances en la ciencia de la medicina, para no quedar rezagado ante los médicos jóvenes y universitarios que llegase a conocer. Ocupaba sus horas libres leyendo sobre historia, geografía y política. No conocía enemistad, no albergó resentimiento contra las personas malignas que lo hirieron y con frecuencia defendía a quien que lo agredió. Dejó muchos amigos y sus conocidos cercanos atesoran su memoria fielmente en sus corazones.”
Muller es cofundador con Stapf de la primera revista de homeopatía Archiv fur der Homoopathischen Heilkunst. En ella publica “Contribución a la Historia de la Homeopatía” en 1831.
La historia de Griesselich
El historiador de la homeopatía Bradford describe asi a Griesselich:
«En 1831 Griesselich se acerca al círculo de seguidores de Hahnemann, pronto se distingue por su audaz oposición a algunos de los dogmas del ilustre maestro… Sostuvo el derecho a la libre opinión e investigación en homeopatía, siendo un gran promotor de la Escuela de Leipzig. Reconoce el espíritu de la homeopatía en la ley de semejantes y en el desarrollo de investigaciones fisiológicas con medicamentos, mientras declara al dinamismo vital, la teoría de la psora y la dinamización como algo secundario, pudiendo aceptarse o rechazarse sin ir en contra de la homeopatía. Reconoce como fuente principal del desprecio hacia la homeopatía la falta de observación sobria sin prejuicio, motivo para que la homeopatía parezca una caricatura, en vez de una verdad clara y convincente, y el motivo que su desarrollo sea comparativamente lento.
En su publicación Hygea, una revista de la ciencia médica que aparece en 1834 y continúa hasta 1848, pelea contra los dogmas y denuncia la despreciable literatura de los enemigos y de algunos seguidores de la homeopatía… En Hygea se ataca sin compromiso las deficiencias y debilidades de varias fases de la enseñanza homeopática, precisando las importancia del diagnóstico y la anatomía patológica… Con su fina capacidad crítica que emplea contra amigos y enemigos, buscaba liberar la homeopatía de lo que consideraba obscuro, místico y lastre superficial. A la luz de su antorcha muchas ideas fantásticas volaron como espectros y dejaba claro que para asegurar su futuro la homeopatía no debe distanciarse de los fundamentos de la ciencia médica».
Griesselich se inicia en la defensa de la homeopatía en 1832 con el texto “Bocetos desde el portafolio de un homeópata viajero”, Publicado en Karlsruhe, por Groos, 1832. Otro artículo lo titula «Conferencias sobre la fe y la superstición en el arte de curar». Escribe también los ensayos “Pinturas al fresco desde las galerías del arte de curar” publicado en Karlsruhe, por J. Velten desde, 1834 -35. “La homeopatía a a la sombra del sentido común” Karlsruhe, Velten, 1834. Defiende la homeopatía en dos ensayos: “Der Sachsenspiegel“ y “Des Sachsenspiegels audre Theil“ (El espejo de los sajones y su segunda parte) , Karlsruhe, Groos.
Dirige una carta al Dr Eisenmann titulada “Hahneman y Eisenmann” (Karlsruhe, Groos 1836). Publica con varios colegas el “Repertorio Crítico del Periodismo Homeopático” en cuatro gruesos folletos (Leipzig, C.E. Kollmann 1835-36). Griesselich escribe numerosos ensayos en Hygea (diosa griega de la higiene), considerada la revista que sirvió para que la homeopatía sectaria de la época recuperara su vínculo con la medicina, ganando un fundamento histórico, mayor lucidez en su teoría y más definición en su práctica. De 1838 a 1839 se publican cuatro ensayos de Griesselich, titulados “Clases en Berlin sobre la Fe y la Superstición en el Arte de Curar“ (Lectures in Berlin concerning Faith and Superstition in the Healing Art). En 1848 aparece “Contribución a la Ciencia del Arte de Curar Homeopático o Específico” Griesselich nos deja la obra póstuma “La Historia Evolutiva de la Homeopatía “ (The Evolutional History of Homeopathy) donde analiza las discusiones sobre varios dogmas homeopáticos.
La historia de Rummel
Esta sección aparece en el libro Pioneers of Homeopathy publicado por Bradford, siendo redactado por H. G. Schneider.
“Carl Rummel se convierte en 1825 en un simpatizante de la homeopatía y se dedica a ésta con la devoción de quien sigue su vocación sin prejuicios, buscando solo la luz y la verdad. Ya en 1826 envía un artículo al Journal de Hufeland titulado “Observaciones sobre el sistema de Hahnemann”. Poco después escribe un documento más extenso y conocido “Luces y Sombras de la Homeopatía” (Homoeopathy with its Lights and Shadows). Durante su actividad literaria se perfecciona en la práctica de la homeopatía y atrae numerosos adeptos. Gracias a la mediación de Stapf se relaciona con el fundador de la homeopatía y forma parte del pequeño círculo de de homeópatas jóvenes que integran la Sociedad de Experimentadores. En 1832 con Gross y Hartmann fundan la gaceta Allgemeine Homoopathische Zeitung. Sufre la persecución por numerosos enemigos de la homeopatía al no seguir la reglamentación oficial ante casos terminales. Al final Rummel fue respetado, mientras su fama y grupo de seguidores fue creciendo. Siendo presidente de la Sociedad Central de Leipzig ejerció una favorable influencia por su carácter afable y su capacidad de mediar conflictos gracias a su tolerancia y tacto. Incansable trabajador para asegurar el reconocimiento del Estado, contribuye con igual tenacidad en 1842 y 1843 a conseguir que los médicos homeópatas de Prusia prescribieran sus propios fármacos homeopáticos. Sus esfuerzos honestos fueron reconocidos por el Estado y Rummel fue designado en 1846 Consejero Real de Salud. Gracias a su esmero afanoso fue desvelado en Leipzig en 1851 el monumento a Hahnemann. Crea el “Fondo Hahnemann” para premiar los mejores ensayos en farmacodinamia logrados por los miembros de la Sociedad Central.”
En otro libro el historiador francés Rapou relata lo siguiente sobre Rummel: (Histoire de la Doctrine Médicale Homéopathique, Vol., 2,)

“En 1824 Rummel ejerce la terapéutica convencional en Mersberg, cerca de Naumburg donde vive Stapf. Siendo que sus pacientes no se recuperan busca auxilio del célebre homeópata que a tantos había ayudado. Gradualmente fue aceptando los resultados clínicos que apreciaba en la consulta de Stapf. Al respecto Rummel escribe lo siguiente dirigido a los médicos que, como él, abandonaron los métodos de la terapia ordinaria -Desde hace dos años que la homeopatía atrajo mi atención, tiempo insuficiente para superar las dificultades que entraña para los principiantes, pero suficiente para comprender sus principios y su esencia. Con mucha frecuencia me sorprende el éxito ante cuadros crónicos, otras veces solo puedo aliviar o paliar enfermedades y en ocasiones me vi obligado a regresar a medidas alopáticas para evitar que los pacientes se hartaran de mi ineptitud. Esto último me convenció que sabía bien poco de los recursos del nuevo método-
Rummel que era de temperamento conciliador, cede ante puntos triviales frente a quienes aceptan verdades fundamentales. Escribió carta tras carta en el Allegemeine Zeitung en respuesta a Griesselich, en donde expresa claramente su opinión del nuevo método. Rummel emplea las altas diluciones homeopáticas y fue de los primeros en utilizar el microscopio para analizar su composición….Sostuvo que un conocimiento profundo e íntimo de todas las ramas y disciplinas de la medicina eran absolutamente necesarios para capacitarse en el empleo exitoso de la homeopatía. Rummel dijo que lejos de emprender una guerra destructiva contra la ciencia, la homeopatía esta destinada a reconocer solo la verdadera ciencia y liberar a la terapéutica de las conjeturas, pues no pretendemos ignorar la experiencia terapéutica cuando se sostiene ante el experimento confiable, pero queremos iluminar toda explicación e hipótesis. Para Rummel no se debe negar la utilidad de otros métodos curativos en algunas situaciones, pero se debe señalar cuando los médicos interfieren con la naturaleza en vez de estudiarla a la manera de Hipócrates, denunciando cuando suprimen la capacidad curativa de la naturaleza, mientras hablan de apoyar sus esfuerzos.” (Trad. al inglés en Medical Counselor, Vol.11, p. 307.)
Rummel fue notable por los siguientes escritos:
“Ensayo sobre la Historia de la Homeopatía en la Ultima Década” (Review of the History of Homoeopathy in the Last Decennium, with a Biography of Muhlenbein) Leipsic, Schumann. 1839.
“Necesidad de equiparar la homeopatía con la escuela médica antigua. Una petición de varios médicos homeópatas de Prusia dirigida al Ministerio de Educación” (Necessity for the Equalization of Homoeopathy with the older ‘Medical School. A petition of several Homoeopathic physicians of Prussia to the Ministry of Education.) Magdebourg: Heinrichshofen. 1848. (Reimpreso en la gaceta Allgemeine Homoopatische Zeitung).
La historia de Hartlaub y Trinks
Hartlaub para el historiador Rapou fue el escritor más prolífico. Bradford refiere: “Aunque menos notable en disertaciones teóricas, cubrió más los aspectos terapéuticos y prácticos” En 1830 Hartlaub edita con Trinks la revista Anales de Homeopatía Clínica (Annalen der Homöopathischen Klinik). Su meta fue contribuir a la perfección del método publicando observaciones en detalle sobre el tratamiento de una gran variedad de enfermedades, buscando completar y verificar las patogenesias mediante la clinica para colocar los nuevos medicamentos en un base más firme y cierta. Los Annalen se publicaron hasta 1834, pero la revista fue retomada por la Sociedad Silesiana de Homeopatia bajo el titulo Praktische Beitrage hasta 1840, cubriendo diez años de resultados y enseñanzas clínicas de gran valor para los médicos”.
Entre los libros de Hartlaub destacan:
– “Principios del Nuevo Método Curativo Acorde a la Naturaleza, llamado Homeopatia” (Principles of the New Healing Method Agreeing with Nature, called Homeopathy). Leipsic. Kuenzel, 1834
– “Catecismo de la Homeopatía”. Leipsic. Baumgartner 1824. 3a ed. 1829, 4a ed. 1834
Trinks por su parte contribuye con numerosos artículos a la revista Hygea. Un miembro de la Escuela de Leipzig, Hirschel, le dedica el siguiente escrito:
“Su claridad intelectual, capacidad crítica y destreza como médico pronto le dieron esa posición prominente necesaria para el éxito de la nueva escuela, a lo que se dedicó con una energía y entrega procurando la perfección en toda empresa que asumiera. Fue un excelente polemista, más que un orador original, siendo un hombre eminentemente práctico. Su amor por lo real en vez de lo ideal contribuyó a que fuera el médico más íntegro. Como pleno pensador independiente, pronto se contrapone a Hahnemann. Le contrariaba todo lo que pareciera místico, lo que pareciera ligar la homeopatía a la charlatanería. Fue una persona saludable, lo que permitió 44 años de arduas labores profesionales ininterrumpidas. Su reputación como médico le hizo merecer varias órdenes reales y ser asignado el cargo de Consejero Médico. Por todo el norte de Alemania Trinks fue considerado el médico más distinguido que haya practicado homeopatía desde los tiempos de Hahnemann. Edita con Hartlaub la valiosa revista Anales de Homeopatía Clínica (Annalen der Homöopathischen Klinik) que ofreciera al mundo tan excelentes medicamentos y observaciones prácticas. De manera incesante alimenta las revistas homeopáticas con artículos de lo más útiles, comentarios prácticos, críticas, casi hasta el dia de su muerte. En sus ensayos siempre se muestra actualizado en ciencias e interesado en el progreso de todas las ramas de la ciencia médica. En un período temprano de la historia de la homeopatía, cuando Hahnemann estuvo en peligro de ser arrastrado por sus entusiastas pero temerarios discípulos a promulgar nociones inmaduras y sin sustento, el sentido común de Trinks prevaleció y le evitó entregarse a ideas insostenibles ante lo experimental. Algunos de sus escritos fueron.
– “Homeopatía, una Carta Abierta Hufeland”, Dresden; Arnold 1830
– “Los méritos de Samuel Hahnemann relativos al Arte de Curar“. 1843. Schumann. Leipsic.
Des Guidi y Dufresne. La Escuela de Leipzig alcanza Francia
Des Guidi, introduce la homeopatía en Francia en 1831, pero nace en Nápoles, fue un liberal, general revolucionario antimonárquico, encarcelado y a punto de ser fusilado fue salvado por la intervención de amigos de Inglaterra. Busca asilo en Francia donde es profesor de matemáticas y de física. Obtiene el doctorado y se gradúa como médico en la Universidad de Estrasburgo. De visita en Nápoles se convence de la homeopatía por dos sucesos: fue testigo (no participante) del ensayo clínico oficial en un hospital dirigido por los médicos italianos Horatiis y Romani con resultados favorables a la homeopatía. El otro factor fue la curación de la esposa de Des Guidi por los mismos Romani y Horatiis. Des Guidi es miembro de la Escuela de Leipzig, conoce personalmente a Hahnemann y además introduce la homeopatía en Francia en 1830. Se le recuerda por la famosa “Carta a los médicos de Francia”, traducida a todos los idiomas. Vive hasta los 94 años. Fue uno de los fundadores de hospitales en Paris y en Ginebra. De esta manera la homeopatía en Francia es introducida por un profesor de las ciencias exactas.
En Ginebra Des Guidi sorprende al Dr Dufresne al curarle a unos pacientes. Dufressne se incorpora a la Escuela de Leipzig. En 1833 Dufresne funda la Sociedad Homeopática Gala, para los países donde se habla francés, que sesiona anualmente en Lyon o en Paris. Edita la Biblioteca Homeopática de Ginebra (1832-1844), primera revista mensual en francés. Dufresne es quien convence sobre homeopatía nada menos que al gran Tessier. Dufresne ofrece el discurso de bienvenida a Hahenmann en Paris. (Datos tomados de Bradford, Pioneers of Homeopathy).
Las 18 tesis de Wolf
Paul Wolf fue contemporáneo de Hahnemann, el escrito que aparece a continuación es de 1836 y fue

publicado en Archiv fur Homoopathische Heilkunst (Archivos del arte de curar homeopático) volúmen 13, la primera revista médico homeopática de la historia. Es de sus pocos artículos, pero le hizo famoso, siendo conocido como el manifiesto de la Escuela de Leipzig, se titula 18 tesis que ilustran los principios de la homeopatía, según su verdadero sentido, dirigido a amigos y oponentes de este método curativo.
1. Dosis pequeñas curan lo que dosis grandes provocan.
2, Lo difícil de la aplicación práctica del método homeopático, confirma que para obtener el título de médico homeópata se requieren años de estudios y experiencia. No es cosa de unos días o semanas.
3. Ciertas proposiciones del Organon dan la impresión que este método de tratamiento solo se basa en la correspondencia sintomática, sin atención a las causas y a las demás ramas de la medicina. La rigidez de los críticos no ha tomado en cuenta las proclamas de los médicos homeópatas que si toman en cuenta la importancia del origen y causas de las enfermedades. Desde hace tiempo los homeópatas han señalado la tendencia de Hahnemann a sostener ciertas ilusiones. De manera reiterada e independiente hemos anunciado que no compartimos ni apoyamos la ausencia de logros científicos, ni proclamamos que solo las conductas empíricas son válidas en el arte de curar.
4. Proponemos que es correcta la petición de Hahnemann de atender la totalidad sintomática, que implica tomar en cuenta las manifestaciones del paciente en lo mental y todas sus modalidades.
5. No aceptamos la opinión generalizada de que el médico homeópata puede excluir la reflexión y juicios sobre la enfermedad misma, quedándose exclusivamente con la correlación sintomática.. Quedarse en tan crudo empirismo seria la tumba de la ciencia misma. Se requiere la “similitud con la enfermedad”, mientras la “similitud sintomática” es tan solo un medio que auxilia para obtener la información necesaria… Además del diagnóstico de la enfermedad se requiere conocer el carácter individual del medicamento.
6. El médico homeópata debe conocer y distinguir el rango y significado de los distintos síntomas, asi como su relación con las causas, para poder juzgar cuales síntomas son los que mejor expresan la individualidad.
7.- Se nos reprocha cuando Hahnemann dice que no se puede conocer la causa interior, ni es necesario, pues solo existen las causas dinámicas. Para nosotros el sustrato material y orgánico de los síntomas si se puede conocer. Dicen que no nos interesa el origen y sitio de las enfermedades, pero solo la critica ciega y apasionada produce tales aseveraciones como si fuesen argumentos, contrapuestos a la tendencia científica de la homeopatía, señalada de manera puntual en los “Archives” y otras revistas.
8.- Se nos condena por la propuesta de Hahnemann que dice “el conjunto de síntomas es el principal y único objetivo del médico que esta ante un caso de enfermedad, el poder de su arte debe dirigirse solo contra eso para curar y restaurar la salud”. Pero esa crítica es demasiada superficial, pues para Hahnemann el quitar todos los síntomas de manera permanente indica que se ha logrado la curación profunda, desde la causa (Organon 7 y 8)
9. Pretender que solo la alopatía logra la curación atendiendo a las causas, es un enunciado malintencionado o un problema de desinformación. Para nosotros es también un objetivo primario el remover la causa que opera en una enfermedad. [Negar completamente la investigación de la naturaleza o esencia de las enfermedades (como lo inculca Hahnemann) no es artículo de fe de los homeópatas. El deseo innato de investigar las causas ocultas, urge a la mente humana a hacer hasta de lo aparentemente inescrutable, motivo de investigación]
10 No nos oponemos a designar la homeopatía como un tratamiento sintomático (pues le damos un gran valor a los síntomas en la práctica), pero eso no justifica juzgarla como un tratamiento que no es causal o racional, como si ahí estuviera la diferencia entre ambos métodos de tratamiento.
11. Lo que distingue las dos escuelas de tratamiento es la materia medica y la terapéutica, no la anatomía, fisiología, etiología, nosología, anatomía comparada, anatomía patológica. El conocimiento de estas materias nos resulta indispensable. Consideramos a los homeópatas que piensan que dichas materias son prescindibles, como sujetos que pertenecen a otra escuela, no compartiremos sus méritos, tampoco nos apropiaremos de las críticas que reciban.
12. Es indudable que hay enfermedades crónicas difíciles de curar, o que regresan después de un periodo de alivio más o menos largo. Hahnemann investiga la manera de eliminar estas enfermedades en su Tratado sobre Enfermedades Crónicas. Mientras tanto nadie desconoce la oposición que ha generado al declarar que la gran mayoría de las enfermedades crónicas tienen por origen la sarna, aun entre los médicos homeópatas. Sin embargo no se produjo un cisma pues Hahnemann deja abierto el elegir entre una gran cantidad de medicamentos según los principios del similia y la peculiaridad del caso. Hubiese sido distinto de exigir el empleo de uno o unos cuantos antipsóricos para la gran diversidad de enfermedades crónicas.
13. Estamos conscientes que en las patogenesias puede haber algunos errores. Por eso consideramos que los experimentos nos ofrecen indicaciones para su empleo en afecciones espontaneas similares. Cuando hemos sido testigos de curaciones bajo dichas indicaciones, elevamos el rango del síntoma por la confirmación de su acción terapéutica. No vamos a eliminar los fundamentos de la homeopatía. Los reproches por las deficiencias en las patogenesias, solo nos motivan y encaminan a perfeccionar éste método experimental.
14. Hemos visto curaciones por el similia empleando dosis crudas, propias del tratamiento alopático. Pero en enfermedades de curso rápido y violento, solo las dosis bajas son funcionales si deseamos aplicar el principio homeopático de curación. Las grandes dosis pueden causar una agravación dolorosa e innecesaria de la enfermedad. Por eso Hahnemann procedió a diluir sus preparaciones, sin imaginar la gran energía con la que podrían actuar al llevar la dilución a grandes extremos, y todos los homeópatas sin excepción, reconocen lo correcto de sus observaciones. Cuando Hahnemann habla de la “espiritualización” del medicamentos, para referirse al efecto puramente dinámico del mismo (en oposición al químico que resulta inconcebible a tan altas diluciones), la expresión resulta sin duda inadecuada, pero debemos considerar que no es fácil encontrar un término para algo previamente desconocido. Aunque no aceptamos que solo la 30c sea aplicable en toda enfermedad, y tampoco las patogenesias exclusivamente con altas diluciones.
15. La máxima de continuar la operación del medicamento sin perturbar mientras avance la curación, es juiciosa y apropiada, pero es imposible determinar por adelantado el numero de días precisos que serán necesarios, pues depende de la enfermedad, la dosis y las peculiaridades del paciente. El mismo Hahnemann lo comprendió asi, retirando su opinión inicial que consideraba perjudicial la repetición de las dosis.
16. Consideramos el antiguo método imperfecto en relación al nuestro, aunque no hayamos alcanzado aún la perfección. En cuanto a la sangría, la experiencia nos muestra que resulta innecesaria cuando se cuenta con el tratamiento homeopático, a sabiendas de la eficacia de nuestros remedios específicos en estados inflamatorios.
17. Hahnemann no niega el poder curativo de la naturaleza, pero considera que no merece ser imitado, y pocas veces es suficiente. Se conoce bien esta posición de Hahnemann, aunque no es aceptada por la mayoría de los homeópatas. Nuestros oponentes, anuncian que confían mas en la naturaleza que nosotros, señalando que la curación siempre se alcanza por la naturaleza y no por el medicamento, pero esa es precisamente nuestra convicción. En realidad esta controversia no tiene sentido.
18. Protestamos ante los que dicen que lo presentado arriba es diferente a lo expresado en el Organon y las Enfermedades Crónicas. Por grande que sea nuestra admiración por su genio y lo esencial del método de tratamiento que descubrió, estamos tan poco dispuestos a bajar la cabeza ante la autoridad del fundador de la homeopatía, como ante las dudas teóricas y el ridículo de nuestros adversarios. Nuestros esfuerzos están más bien dirigidos a separar el principio fundamental del similia, asi como la patogenesia que enriquece nuestro acervo medicinal, asi como otras reglas practicas derivadas de la experiencia, a separarlos de cualquier agregado de teorías o suposiciones sin relación con estos fundamentos de la homeopatía. Algunos críticos han reclamado con justeza que muchas ideas extravagantes y exclusivas del Organon no fueron aprobadas por muchos homeópatas.
Los miembros de la escuela de Leipzig, una reflexion obligada
Pierre Dufresne, Des Guidi, Anton Fischer, Carl Franz, Gross, Carl Hartlaub, Franz Hartmann, Carl Haubold, Bernhard Hirschel, Kretschmar, Wilhelm Lux, Moritz Muller, Georg Muhlenbein, Charles Peschier, Foster Quin, Gottlieb Rau, Joseph Roth, Ernst Rueckert, Rummel, Stapf, T. Thorer, Trinks, Paul Wolf,

Vimos que Hahnemann deja gemelos: el método para la curación homeopática de las enfermedades y la exposición de sus principios teóricos. Con el desarrollo de ambos discursos se intenta divulgar la naciente homeopatía. Joseph Roth –quien con éxito trata por primera vez enfermos en el Hospital General de Munich- dijo que no era atendiendo enfermos como la homeopatía llegaría a Munich, siendo más necesaria una clara y precisa exposición de sus principios. Para ello establece un curso en la Facultad Maximiliano a fines de 1831. Bradford dice que “Roth tuvo una gran audiencia y al año siguiente sus clases fueron publicadas con el título Hechos sobre el tratamiento homeopático de la enfermedad (Facts concerning the homeopathic cure of disease) en diez lecciones, pasando a ser uno de nuestros textos clásicos” (Cita de Pioneers of Homeopathy). Estamos ante un ejemplo de una época, una corriente de divulgación intensa e influyente conocida como la Escuela de Leipzig.
Hahnemann se ofende pues en el hospital de Leipzig no había la pureza estricta del tratamiento homeopático. Pero hay que pensar en la cantidad de veces (por ejemplo ante la ausencia de suficientes medicamentos homeopáticos en esa época) que habría que enfrentarse a urgencias e intoxicaciones, o cuando un estreñimiento prolongado requería un enema o un laxante conocido, cuando una intoxicación accidental requería un emético conocido, o bien alguna fiebre muy alta requería algún antipirético conocido. La misma prohibición de Hahnemann de repetir la dosis con frecuencia -algo tan necesario en casos muy agudos o fiebre alta- impide que en algunos casos severos se logre el éxito con homeopatía. Pero Hahnemann prohíbe el cambio frecuente de fármacos y hasta la repetición frecuente de la dinamización. En la capacidad de generar amistades fue central la labor de Stapf, el famoso y cercano colaborador de Hahnemann. Stapf funda con Muller la primera revista médica homeopática, misma que influye en Hartmann, quien se motivó a escribir. Rummel describe asi la fraternidad: “Al proponerme fundar y editar la gaceta Allgemeine homoopathische Zeitung en 1832 acepté con la condición de tener a Gross y Hartmann como editores asociados. Ambos amigos aceptaron,, siendo Gross leal y diligente hasta el volumen 31 cuando muere. Gracias a la amistad con Stapf que vivía cerca de mi, conocí a Samuel Hahnemann. Stapf después de leer mi obra Luces y Sombras de la Homeopatia, fue más amistoso, lo mismo Gross.”
Los eruditos y de cultura enciclopédica que destacaron en geología, botánica, matemáticas, historia, ciencias naturales y ciencia médica fueron Moritz Muller, Ludwig Griesselich, Ludwig Rau, Ludwig Schroen, Paul Wolf, Des Guidi y Samuel Thorer. Miembros distinguidos de las sociedades médicas y de ciencias naturales de las regiones donde vivieron. Aunque Tal vez Muller y Griesselich sobresalían. Ellos alimentaron de visión a los artículos y al movimiento, sus largas luces sin duda fueron inspiración para seguir firmes en esa senda, que en mucho difería de lo que aprendieron en la sala de Hahnemann. Muller ya era una autoridad en medicina, con gran reconocimiento cuando Franz Hartmann le presta su copia del Organon, y con ello se manifiesta una riquísima veta literaria para nuestra especialidad médica.
Es necesario investigar por qué esta época tan importante de la historia de la homeopatía sigue siendo ocultada y su obra siga sin traducción. Sería conveniente realizar una recopilación de los mejores artículos y ensayos en un gran libro que muestre la trascendencia de la Escuela de Leipzig. En el mejor de los casos los libros, textos y manuales originales pudieran traducirse para su publicación íntegra. Siendo que esta literatura se encuentra en las principales bibliotecas de Alemania, se requiere una expedición para rescatarlos, clasificarlos, haciendo un inventario de lo que aún exista.
Llama la atención que en algunas historias de la homeopatía esté ausente este periodo tan importante. Por ejemplo en Divided Legacy (Legado Dividido) de Harris Coulter no se mencionan sus libros, ni los autores más relevantes. Todo esto del misterio en torno a la Escuela de Leipzig nos recuerda al oscurantismo, algo parecido a las prácticas de la Edad Media, cuando se ocultaban los textos para que el pueblo no tuviera acceso a la información. La falta de traducciones la hace más inaccesible, pero no hay siquiera el interés que hubo en rescatar a Dunham cuya obra aun se vende en dos libros que la reúnen. Gracias a la Escuela de Leipzig sin duda la homeopatía en EEUU floreció en el siglo 19 y 20, al inspirar a Hering y a los médicos homeópatas alemanes de la Academia de Allentown. Los fundadores de la homeopatía en EU del siglo 19 debieron estudiar a Hartlaub, Rummel, Hartmann, Trinks, etc.
Una de las sorpresas para el estudioso de esta época es que los debates y discusiones sobre marco teórico y terapéutico que uno pensaba eran propios del siglo 20 y 21, existieron a principios del siglo 19 y precisamente se presentaron y publicaron en revistas y libros por la Escuela de Leipzig. Desde entonces se plantearon preguntas e hipótesis sobre el modo de actuar de la homeopatía, sobre sus alcances y modalidades terapéuticas, la propiedad del lenguaje en cuanto a la terminología y la semántica que conviene a las ciencias naturales y las ciencias de la salud, la importancia de seguir investigando y no quedarse estancado, actualizarse, fortalecer la homeopatía como disciplina médica y sentirse parte de la medicina.
La Escuela de Leipzig fue un semillero, que se extiende por el orbe en la conciencia de miles de médicos. No hubo reconocimiento ni homenajes para esta escuela, pero todos se beneficiaron y nutrieron de sus enseñanzas. El que no figure la Escuela de Leipzig en los cursos de homeopatía en el siglo 20 o 21, el que se desconozcan su aportes se debe a que en los círculos homeopáticos prevalece aun la mística del sectarismo y esoterismo, mientras la Escuela de Leipzig fue precisamente prociencia y promedicina. Para la Escuela de Leipzig estaba claro que en vez de convertir, había que convencer, que para convencer era imprescibindible educar y la educación vendría al establecer con claridad los principios de la homeopatía, en donde había bases sólidas y en donde estaban aun las hipótesis, la claridad y la honestidad intelectual por delante. La Escuela de Leipzig nos dio la brújula, las coordenadas, la ruta de viaje para llevar a buen puerto este importante movimiento médico.
Bibliografia:
Las revistas
En torno a la obra literaria que produjo la Escuela de Leipzig, Bradford dice: “Las revistas se convirtieron en un medio especial por el cual la homeopatía aislada, gradualmente reinicia su conexión con la medicina, ganando un fundamento histórico, mientras su teoría adquiere más luz y su práctica se define mejor”.
La agrupación de Leipzig tuvo como primer medio de divulgación la revista –Archiv fur der Homoopathischen Heilkunst (Archivos del Arte de Curar Homeopático). Durante mucho tiempo la pluma de Moritz Muller ofrece sólidos artículos a la revista, que siendo editada por Stapf y Muller se mantuvo desde 1822 hasta 1848. La secuencia de revistas se convierte en un torrente, destacando la publicación de:
– Rummel, Hartmann y Gross titulada Gaceta de Homeopatía General (Allgemeine Homoopatische Zeitung)
– Hartlaub y Trinks editan en 1830 la revista Anales de Homeopatía Clínica (Annalen der homöopathischen Klinik).
– Griesselich edita Hygea,
– Veit Meyer y Clotard Muller editan la Revista Homeopática Trimestral (Homoopathische Vierteljahrsschrift),
– Timotheus Thorer dirige una revista por entregas en cuatro volúmenes Contribuciones Prácticas a la Homeopatía o la Terapia Específica (Praktische Beitraege in Begiete der Homoopathie) de 1835 a 1839. En ésta colaboran con artículos los miembros de su sociedad homeopática alemana y el mismo Thorer con ensayos sobre aspectos terapéuticos, clínicos y epidemiológicos.
– Dufresne y Peschier editan en 1831 la primera revista en francés de homeopatía Bibliotheque Homeopathique de Geneve, que contribuye a la difusión de la homeopatía en Francia.
– Schweikert edita el “Diario sobre el arte de curar con homeopatía” (Zeitung fuer Homoopathische Heilkunst).
– Kleinerts Geschichte der Homöopathische (Historia de la homeopatía según Kleinert).
– B. Hirschel edita la última revista de esa agrupación Zeitschrift für homöopathischen Klinik con un tiraje de 1852 a 1874.
Referencias:
– Thomas Bradford. The Pioneers of Homeopathy. Boericke and Tafel. Philadephia. 1897
– Thomas Bradford. The Life and Letters of Dr Samuel Hahnemann. Boericke and Tafel. PHiladephia. 1895
– Richard Haehl. Samuel Hahnemann, his Life and Work. B. Jain. New Delhi. 1971.
– Auguste Rapou. Histoire de la Doctrine Medicale Homoeopathique. JB Bailliere 1847.
– Sue Young. Sue Young histories and biographies of homeopaths.