Dra. C. Calleja. Publicado en Homeopatia.Net, 20/7/2017
El motivo de este post es poner de manifiesto unos hechos ya conocidos socialmente y que están afectando a un gran parte de la población española y de los sanitarios: el acoso a la homeopatía. ¿Nos tendremos que acostumbrar a vivir en un país en el que se echa a faltar la profundización en los temas de los que se habla, imperando la banalización de los hechos, las prisas y el vértigo del momento, para olvidar inmediatamente lo de ayer?
Y es que ya lo dijo en el siglo XIX, D. Joaquín Segura y Pesado, médico mexicano que dirigió la primera Escuela Nacional de Homeopatía de este país:
“La homeopatía ha introducido en la medicina un gérmen de progreso muy valioso. El médico homeópata debe tener un conocimiento profundo de patología… Hay quienes no conocen la farmacodinamia homeopática y sentencian sobre una disciplina que para ser juzgada, necesita la instrucción más detallada de esa rama de la medicina” (La Reforma Medica, 1885)
O lo que el refranero español, tan sabio, nos dice: “zapatero a tus zapatos”.
Vivimos en la Unión Europea, en pleno siglo XXI, donde la homeopatía es practicada por miles de médicos y reclamada por los pacientes, dada su efectividad. Existen evidencias científicas suficientes como para tener muy en cuenta esta terapéutica. Si nos limitamos a nuestro entorno, encontramos que se estudia en las facultades de medicina de muchos países, por ejemplo: Austria, Francia, Alemania, Italia, Rumania, Suiza, Turquía…

Mientras, aquí vivimos una situación kafkiana… podemos concluir que, en relación con el conjunto de Europa, España está totalmente fuera de contexto:
– Se han eliminado los estudios postgrado de homeopatía de las universidades.
– Se observa una presión sobre los médicos que recetan homeopatía, acompañada de críticas en redes sociales y medios de comunicación.
– Determinados colectivos realizan una intensa actividad coordinada para que las conferencias científicas sobre esta técnica no puedan tener lugar en universidades y sedes oficiales.
– Los pacientes, debido al acoso social que está sufriendo esta terapéutica, se sienten muy indignados.
¿Comprenden ustedes algo? ¿Se imaginan que en Francia les quitaran a los pacientes su amada homeopatía? Se montaba otra revolución, seguro.
Afortunadamente, los pacientes con su enorme sensatez, escogen lo que más les conviene para tratar su enfermedad, y muchos de ellos optan por la homeopatía, sin que esto signifique ningún abandono de otros tratamientos. Por otra parte, los médicos, tenemos criterio suficiente para escoger la terapia o terapias más adecuadas, pues ninguna excluye a otra, se complementan.
Y oigan, escuchen, la homeopatía tiene categoría de medicamento registrado en la Agencia Española del Medicamento. Además, la practican médicos acreditados por los Colegios Oficiales de Médicos de España, y por las diferentes Consejerías de Sanidad. No hablo de quimeras. Son hechos reales.
Esperemos que los malos tiempos para la homeopatía, pasen, impere la sensatez y el buen criterio, y podamos convivir en armonía, aplicando las técnicas que cada paciente precise.